¿Alcachofas o alcauciles?
«¿Alcachofas o alcauciles?
Esa fue mi única pregunta. Teníamos todo tan estudiado que nada podía salir mal. Pero no sabíamos que la alcachofa era tan versátil. Y no me refiero a variedad de recetas en las que se la puede preparar. No sabíamos que tenía la capacidad de enseñarnos un montón de cosas, incluida una lección de alto valor filosófico.
Habíamos hablado con todo el mundo, habíamos conseguido las abstracts de todas las presentaciones, teníamos el programa, los power points, los nombres de los oradores... "Todo". Nos habíamos preparado como si nuestra vida profesional dependiera del resultado del IX Simposio Internacional de la Alcachofa, Cardo y sus variantes silvestres, cosa que, dicho sea de paso, siempre es así.
En el búnker que era la cabina, estábamos listas. Incluso pegué cartelitos con la palabra "mapeo" a la tercera vez que mi subconsciente de madre culpógena me hacía decir "Mateo genético". Ahora sí que estaba lista. Hicimos un equipo infalible hasta aquella memorable sesión final de preguntas y respuestas...
La producción de Jordania y otros países productores de alcachofa se había mencionado en casi todas las presentaciones. sin importar que se hablara de la genética de la planta o de su capacidad para limpiar la tierra de metales pesados. Todo había ido muy bien hasta que Jordan, allí presente en cuerpo y alma, en La Plata, se puso de pie e hizo una pregunta como pequeño productor de alcachofas.
¿Se entiende o explico? Habíamos dicho cualquier verdura más de una vez.
Darse cuenta de que Jordan es un señor y no un país, mientras uno trata de no dejar de escuchar la pregunta que deberá interpretar, no es poca cosa. Cual correcaminos que mira hacia abajo antes de empezar a caer, me di cuenta del error que habíamos cometido repetidas veces, pero ya era tarde.
Por suerte, la caída no fue dura. Cometer errores no duele porque en el momento, uno no se da cuenta. Tenía pocas opciones y muy poco tiempo para elegir: fustigarme por el error cometido y cuestionarme la idoneidad para la tarea, corregirme, o dejarlo pasar y convertirlo en moraleja. Yo fui con la última en este caso. Era ya demasiado tarde para corregirnos después de cuatro jornadas completas, y la profesión es demasiado hermosa para la primera».Julia Pich Tuit